La primera mujer de Buruntzaldea
Arantxa de la Fuente: 134,12 kilómetros de convicción
10/20/20253 min leer
Astigarraga, Gipuzkoa. Veinte vueltas al mismo circuito. 134,12 kilómetros sobre asfalto para coronarse en la primera edición del Ibai-ondo Backyard como primera mujer de Buruntzaldea. Así se presenta Arantxa de la Fuente Hilario: corredora de montaña con ritmo “diésel”, acostumbrada a sumar horas y desnivel, que decidió entrar en un terreno que no era el suyo para comprobar hasta dónde llegaba su cuerpo… y su cabeza.
Un salto a lo desconocido
La atrajo lo diferente. «Era una prueba nueva, y me gusta probar cosas nuevas», resume. Nunca había corrido una Backyard. Llegó con una meta pragmática —100 kilómetros— y una incógnita mayúscula: cómo responderían sus piernas a tantos impactos en asfalto cuando su hábitat natural es la montaña. Ganar no era una obsesión; una posibilidad, sí: «Entre chicos y chicas, no. Pero entre las chicas podía pasar; mi ritmo es diésel y estoy acostumbrada a muchos kilómetros… en montaña. En asfalto estaba la duda».
La base de montaña, la paciencia del asfalto
No hizo una preparación mental específica. No la necesitaba, dice, porque las ultras por montaña «de muchas horas» ya le han templado el carácter. Físicamente, tiró de su base habitual: volumen, mucho volumen, y esta vez con dosis extra de asfalto. La estrategia fue quirúrgica en su sencillez: en la primera vuelta marcó puntos de referencia para decidir cuándo correr y cuándo andar, e hizo todas las pequeñas cuestas caminando. Economía de esfuerzo, cabeza fría: el guion minimalista que pide una Backyard.
La batalla real: el cuerpo
Ni el sueño ni el cansancio mental fueron el enemigo. Fue el dolor físico, directo y sin metáfora: «Las piernas no podían más por el impacto del asfalto». Aun así, nunca quiso abandonar. La inercia de la propia dinámica —salir cuando suena la campana, volver a entrar—, más el sostén del entorno, empujaron. Con los demás corredores, «muy buena» sintonía; había amigos en el circuito. Y el público, ese rumor que crece vuelta a vuelta, «me dio ganas de seguir adelante». No hubo anécdotas que contar, y quizá ahí resida parte de la magia: la repetición como liturgia, el avance como suma de decisiones pequeñas.
Cuando llega la cinta
El final la encontró con la emoción a flor de piel: «Muy, muy feliz. Realmente orgullosa. Feliz». Ganar la primera edición «significa todo» y le ha dado «fuerza para seguir adelante». Su dedicatoria viaja en una dirección rotunda: «A las mujeres de mi edad, porque no hay edad para lograr nuestros sueños».
Lo que deja una Backyard
La experiencia le enseñó lo que ya intuía y algo más: «De lo que soy capaz y que puedo llegar aún más lejos». A quien se plantee la próxima edición, tres coordenadas de brújula: cabeza fría, sin prisas por cerrar vueltas y, sobre todo, disfrutar de todo. Volverá a correr otra Backyard; sobre una internacional, mantiene la cautela: «No lo sé».
Si tuviera que encapsular la vivencia en tres palabras, no duda: «Brutal, disfrutada y muy instructiva». El recuerdo que guarda como un talismán es sencillo y universal: «La sonrisa de la victoria, ¡la felicidad!».
Organización y horizonte
De la organización, sólo elogios: «Para mí, todo estuvo perfecto». Las mejoras, dice, le corresponden a ella en este tipo de pruebas. Y cierra con gratitud —«Mil gracias por permitirme vivir de nuevo esta experiencia. Fue un fin de semana estupendo y vuestro trabajo y cuidado fueron impresionantes»— y una promesa condicionada al calendario: «¡Que todo vaya bien y, si en 2026 todo encaja, allí estaré!».
En Astigarraga, Arantxa transformó veinte vueltas en una declaración de principios: explorar lo desconocido, sostener el ritmo cuando el asfalto muerde y celebrar, con una sonrisa larga, que los sueños no caducan.


Biografia:
Nombre. Arantxa de la Fuente Hilario
Poblacion. Astigarraga. Gipuzkoa.
Numero de vueltas. 20
Kilometros realizados. 134,12
